No concibo el conocimiento del pasado sin claras definiciones políticas con nuestro presente. La universidad es el espacio que elegí para sumar a todo aquello que busque construir un país diferente al pauperizado México que hemos tenido. La investigación histórica ha sido mi gran pasión profesional. Una Universidad unida, plural e inclusiva nos permitirá impactar decisivamente en el desarrollo de nuestra sociedad.
Pertenezco a una familia numerosa. Soy la número doce de trece hermanos. Mi formación básica la realicé en un colegio católico, donde, gracias a las becas recibidas, mis hermanos y yo pudimos concluir nuestros estudios. Desde que terminé la secundaria me vinculé al mundo laboral: en el estudio y en el trabajo he forjado mi vida profesional. La preparatoria, licenciatura, maestría y doctorado los cursé en universidades públicas, instituciones que son pilares imprescindibles en toda sociedad que aspire a combatir rezagos, injusticias, pobreza y desigualdades.
Crecí con mi generación, sintiéndonos herederos de la juventud del 68. Fieles a ese espejo, abanderamos ideales democráticos. Como estudiantes, nos inspiraron más las revoluciones cubana y nicaragüense que la propia, la mexicana, que para entonces ya sólo representaba matanzas, corrupción y autoritarismo; en los años ochenta y noventa nos organizamos para luchar por la democratización de la vida universitaria, exigir el respeto a los derechos estudiantiles y reclamar el fin a la represión que sofocaba vidas estudiantiles, de luchadores sociales y defensores de los pueblos. En esos años conocí el fervor de las luchas universitarias, la libertad de cátedra, el compromiso social de los universitarios y la efervescencia de una época que pedía a gritos la apertura de espacios plurales y democráticos en la sociedad.
Llegué a Querétaro con un proyecto familiar. Ingresé a trabajar a la Universidad Autónoma de Querétaro y a la par inicié mis estudios de doctorado en Ciencias Sociales. La UAQ es mi segunda casa y me ha brindado todo lo necesario para seguir superándome. Abracé el mundo de la academia y, desde entonces, no he dejado de impartir clases, investigar e involucrarme en diversos proyectos de vinculación y extensión universitaria.
La comunidad docente y estudiantil me distinguió en 2009 al elegirme como directora de la Facultad de Filosofía. Previamente había tenido el honor de coordinar la licenciatura en Historia y la jefatura de Investigación y Posgrado. Al asumir la dirección de la Facultad, el panorama no era del todo alentador: añejos problemas nos tenían confrontados; nuestros programas académicos tenían más de una década sin ser actualizados y nuestras fortalezas académicas se veían opacadas por nuestras diferencias internas. Nos propusimos con determinación dejar atrás nuestras divisiones internas y trabajar en un proyecto académico pleno. El trabajo colegiado posibilitó que en pocos años lográramos posicionar la Facultad de Filosofía entre las mejores facultades de la Universidad; logro colectivo que, en lo personal, me ha dejado enormes satisfacciones.
En el año 2015, el doctor Gilberto Herrera Ruiz me invitó a integrarme a su equipo de trabajo. En estos dos años y medio he comprobado de manera directa las enormes fortalezas de nuestra Institución, he conocido sus complejidades y debilidades y he constatado la importancia social de nuestra Alma Máter. Desde la Secretaría Particular me he sumado a las batallas que los universitarios hemos emprendido por la defensa de la educación pública y por la construcción de una sociedad diferente a la que tenemos.
En los últimos años la Universidad Autónoma de Querétaro ha logrado posicionarse dentro de las diez mejores universidades del país, por la calidad académica de sus programas educativos: un logro colectivo del cual todos nos sentimos muy orgullosos. Los logros alcanzados han detonado nuevas problemáticas y conflictos al interior de nuestra comunidad. Hemos avanzado de prisa buscando alcanzar los estándares de calidad y competitividad que nos han impuesto y en buena medida lo hemos logrado; sin embargo, en nuestro quehacer académico hemos relegado, en no pocos casos, la dolorosa realidad de destrucción y muerte que nos rodea. Los indicadores y la excesiva burocratización de los procesos académicos amenazan con sofocar la sensibilidad, la imaginación y la inteligencia creativa y solidaria.
Los tiempos actuales requieren una Universidad pública fuerte en lo académico, aliada con la juventud, solidaria al interior con los compañeros que enfrentan condicionas laborales adversas y comprometida y firme en su alianza con las mejores causas de la sociedad, que no son otras que aquellas que buscan dignificar la vida de quienes hacen posible nuestra razón de ser: la gente que trabaja y paga impuestos en nuestro país. Una Universidad unida nos permitirá trabajar para alcanzar esos objetivos y detener y revertir los tiempos aciagos que vivimos.
Plan de Trabajo Rectoría UAQ 2018-2021 Dra. Blanca Gutiérrez
Balance Académico 2009-2014 Facultad de Filosofía UAQ Directora: Dra. Blanca Gutiérrez / Leer